"El hombre es dueño de las contradicciones, éstas existen gracias a él y, por consiguiente, es más noble que ellas. Más noble que la muerte, demasiado noble para ella: he ahí la libertad de su mente. Más noble que la vida, demasiado noble para ella: he ahí la piedad de su corazón. He compuesto un sueño poético sobre el hombre. Quiero acordarme. Quiero ser bueno. ¡No quiero conceder a la muerte ningún poder sobre mis pensamientos! Pues en eso consisten la bondad y la caridad, y en nada más. La muerte es un gran poder. En su presencia, uno se descubre y camina sigilosamente, de puntillas. La muerte viste la golilla almidonada del pasado, y nosotros nos vestimos de negro riguroso en su honor. La razón se ve ridícula ante la muerte, pues no es nada más que virtud, mientras que la muerte es libertad, excentricidad, ausencia de forma y placer. Placer, dice mi sueño, no amor... La muerte y el amor no casan bien... es una mala asociación, una asociación de mal gusto, equivocada. El amor es lo único que hace frente a la muerte; sólo el amor, no la virtud, es más fuerte que ella. Sólo el amor, no la virtud inspira buenos pensamientos."
Hans Castorp en la Montaña Mágica.
Autor: Thomas Mann
Traducción: Isabel García Adánez
Editorial: Edhasa, 2005. Primera edición.
Página: 640
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1 comentario:
La muerte es excéntrica, oscura y misteriosa; entre otros elementos la hacen un concepto atractivo para algunos, pero muy peligroso al mismo tiempo.
Incluso para nuestro joven héroe que se enamoró de la muerte prematura en potencia, vestida de sofisticación rusa y acento francés: Madame Chauchat.
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