-No somos ciegos, querido padre, somos solamente hombre. Vivimos en una realidad cambiante a la cual tratamos de adaptarnos como algas que se mecen ante el empuje del mar. a la Santa Iglesia le fue explícitamente prometida la inmortalidad; a nosotros, en cuanto clase social, no. Para nosotros un paliativo que promete durar cien años equivale a la eternidad. Podemos quizá preocuparnos por nuestros hijos, quizá por nuestros nietos; pero mas allá de cuanto podamos esperar, acariciar con estas manos no estamos obligados. Y yo no puedo preocuparme por los que serán mis eventuales descendientes en el año 1960. La Iglesia sí debe preocuparse, porque está destinada a no morir. En su desesperación está implícito el consuelo. ¿Y cree usted que si pudiera ahora o pudiese en un futuro salvarse a sí misma con nuestro sacrificio no lo haría? Cierto que lo haría, haría bien.
Diálogo entre el príncipe Fabrizio Salina y el padre Pirrone en la novela "El Gatopardo".
Autor: Giuseppe Tomasi de Lampedusa
Traducción: Dalia G. Sonatore de Acero
Editorial: Longseller S.A.
Página: 45
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1 comentario:
Me encanta tu blog... muchas veces me pasa lo mismo que a ti cuando estoy leyendo. He leído muchos de los libros que mencionas, aunque no sé si hubieran sido esas citas las escogidas por mi; pero, en cualquier caso, siempre es enriquecedor saber las que conmueven a otros, así que muchas gracias!
Ah! y déjanos leer algo de lo que tu escribes!
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